La luz se apaga, a veces más temprano de lo que debería

Está claro que nunca sabemos de la muerte hasta que la presenciamos muy de cerca. La muerte es esa palabra que a muchos nos aterra pronunciar, y que pocos son capaces de afrontar. Es verdad que en el colegio te enseñan a sumar, a restar, a leer, a escribir... Pero no te enseñan a afrontar los verdaderos problemas de la vida. No te enseñan cómo seguir adelante cuando sientes que todo se viene abajo. Cuando sabes que las personas que más te importan en este mundo están sufriendo. No te enseñan cómo hacer desaparecer esa sensación extraña que tienes dentro de ti cuando sabes que no vas a volver a ver a una persona nunca más. Que no volverás a oír su voz. Solo en tus recuerdos, ahí permanecerá, en tu memoria. 

"Aprender a morir", decía Séneca. "Medita sobre la muerte" Quien esto dice, nos exhorta a que meditemos sobre la libertad. Sabias palabras de este filósofo. 

Ya eres libre, D.E.P.

(Des)humanizados

Lloramos,
por objetos.
Desnudamos cuerpos,
sin sentimientos.
Ignoramos, 
a las personas.
Amamos,
unos papeles de colores
con números.
Rogamos a un techo 
en blanco,
reclamándole respuestas e ilusiones.
Visualizamos,
un mundo de color rosa.
Pero escondemos la realidad...

¿Y nos seguimos preguntando qué hacemos mal?

Letras de sangre

Para mí, escribir es conectar directamente 
el corazón con un puño.
                      ...boom boom...
Sangrar cada letra. 

                                              ...boom boom...

Palpitar cada palabra. 

                      ...boom boom...

Sanar cada latido. 

                                                                      ...boom boom...

Expresar cada sentimiento

...boom boom...

Para mí, escribir es vivir.

...

(In)finito

Intenté una y otra vez resolver el laberinto de su piel. 

            Qué cabezota soy. 

  

                    Me atreví a soñar con lo imposible, 

                                              aun sabiendo desde el principio 

que nada mas entrar, 

                                           ya no hallaría la forma de 

salir.

Un Big Bang efímero

Un simple estallido.

Eso es lo que nos ha traído a todos hasta aquí. Algo tan simple y complejo a la vez, marcando un antes y un después muy importante en la vida.

Un simple estallido.

Ni nada más, ni nada menos. Y es ese estallido el que inunda nuestros sentidos cuando esperamos que algo ocurra. Como cuando destapas una botella de champán, salta la tostadora o se dispara una pistola. Intentas imaginarlo como aquello que hace que por un microsegundo se pare tu corazón. Increíble.

Igual que cuando me miras y haces estallar mis sentidos más cuerdos. 

Tú eres mi Big Bang.

2019

Dejamos atrás un año lleno de experiencias, buenas y malas. Un año lleno de risas, de momentos inolvidables, aventuras, lágrimas, errores... Pero sobre todo, dejamos atrás algo muy importante, a una persona. Esa persona que ha compartido con nosotros todos esos momentos. Tu yo del 2019. Pero no te preocupes, esto no es algo malo. Al contrario, te va a ayudar a mejorar tu vida. Para ello ten esto siempre en mente:

Nada es igual dos veces, por suerte o por desgracia.

No te enfoques en el pasado, es un pozo sin fondo. Enfócate en construir tu futuro.

No esperes a que algo suceda de la nada, eres tú quien tiene que hacer que suceda.

Por mucho que quieras algo, podrás luchar todo lo que quieras para conseguirlo (eso no es malo obviamente), ya que en esta vida debes luchar por lo que realmente amas. Pero también tienes que saber que te va a doler si no sale como esperas, que vas a poder decepcionarte, patalear, llorar, tropezar veinte veces con la misma piedra si así lo prefieres. 

Al fin y al cabo somos nosotros quienes elegimos la piedra que queremos tener en nuestro camino, pero que si no es para ti, no lo será nunca.

Así que siento decírtelo, pero las cosas del 2019, incluyéndote a ti, se quedan en el 2019. Adelante, comienza una nueva etapa.

Ya no te quiero

Una simple frase. Cuatro palabras. Doce letras. Un sentimiento que se ha esfumado por completo. Un futuro destrozado. Una bala directa al corazón. Una muerte silenciosa que ha tardado simplemente dos segundos en ser pronunciada. 
Y un bebé, abandonado por la mujer que acaba de darle la vida.