Dejamos atrás un año lleno de experiencias, buenas y malas. Un año lleno de risas, de momentos inolvidables, aventuras, lágrimas, errores... Pero sobre todo, dejamos atrás algo muy importante, a una persona. Esa persona que ha compartido con nosotros todos esos momentos. Tu yo del 2019. Pero no te preocupes, esto no es algo malo. Al contrario, te va a ayudar a mejorar tu vida. Para ello ten esto siempre en mente:
Nada es igual dos veces, por suerte o por desgracia.
No te enfoques en el pasado, es un pozo sin fondo. Enfócate en construir tu futuro.
No esperes a que algo suceda de la nada, eres tú quien tiene que hacer que suceda.
Por mucho que quieras algo, podrás luchar todo lo que quieras para conseguirlo (eso no es malo obviamente), ya que en esta vida debes luchar por lo que realmente amas. Pero también tienes que saber que te va a doler si no sale como esperas, que vas a poder decepcionarte, patalear, llorar, tropezar veinte veces con la misma piedra si así lo prefieres.
Al fin y al cabo somos nosotros quienes elegimos la piedra que queremos tener en nuestro camino, pero que si no es para ti, no lo será nunca.
Así que siento decírtelo, pero las cosas del 2019, incluyéndote a ti, se quedan en el 2019. Adelante, comienza una nueva etapa.